Llegué a un punto al que no creí nunca llegar. Mi actitud y lejanía, sé que te han de parecer un tanto extrañas y es obvio, corté de tajo un hilo: no quiero hablarte, no quiero tenerte cerca, no quiero ni vertse. Lo cierto es que debo decir que tú no tienes la culpa de lo que sienta, de lo que quiera y mucho menos mereces el trato que estoy dando, se me congeló el corazón en aquella nevada “niuyorkina”.
Quebrar algo que sentía y usar la criogenia como método, fue para mí lo más fácil y es que no podía hacer más, después de haber expuesto tanto el corazón, el cuál debo admitir se sentía más vivo que nunca, habló muchas veces conmigo y me ayudo a escribir, a viajar, a dar sin esperar, a cuidar, a procurar y a divertirme.
Viví días increíbles, sentí cosas fascinantes, escribí cuentos impactantes, y no es que no quiera estar contigo en todo momento, pero esta vez no puedo darte lo que no tengo, debo ponerle un punto a parte, avanzar y seguir.
No digo adiós, solo hago tiempo para terminar este asunto, sé que rompí algo, y ojalá rescatemos algo de lo que éramos, de cualquier manera, asumo las consecuencias de vivir mi proceso. Mi proceso de desapego y desenamoramiento de ti.
"Prosigue tu viaje, la vida está esperando por ti.
Que tengas buenos vientos y que a veces te acuerdes de mi.
Y si en alguna tempestad, precisas de un buen puerto
y de bote a cubierto, aquí estaré mirando hacia el mar"