Sueños proféticos

Qué bueno que no soy profeta porque de lo contrario no me gustaría soñar. Soñar me encanta, pero a veces se revelan cosas mucho antes de experimentarlas. 

Hace algunos días le escribí a Michael, sí, ya los escucho: "¿Quéeeee?", pues así, le escribí solo en buena onda, tratando de cerrar un ciclo que se quedó ahí intermitente con un final chafísima en comparación a nuestra historia. Estoy convencida de que ese romance no merecía el final que le dimos y por ello decidí tratar de equilibrar las cosas; "reestablecer amistades" dijeron las cartas (ya después les contaré a detalles la historia). Y justamente ante noche, soñé que me encontraba actualizando "mil quinientas ochenta y cuatro" veces -tan solo por decir un número al azar- la página de Facebook esperando un mensaje de él. Hasta que dentro de ese plano me dije que no debía esperar más una respuesta. Y así ha sido. No he obtenido respuesta, por mi parte no volveré a intentar o a insistir en algún acercamiento. Cerré el ciclo, en  mi no quedó.

Pero ese no fue el único sueño "revelador", anoche justamente me soñé frente a un espejo levantándome la playera para ver mi estómago, justo en donde tengo el puerto de la banda gástrica. Ahí frente al espejo miraba un gran moretón. Ya en la realidad, hoy tuve cita con el doctor y me dio la noticia de que mi banda gástrica tiene una fuga, probablemente del puerto. La próxima semana me someterán a algunos exámenes para determinar si la banda se queda o me tienen que operar para sacarla y yo ahora necesitando tanto de su ayuda para aliviar el dolor de mi espalda. 

Después de tanta cosa. No estoy segura si quiero volver a soñar.

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Pedro Calderón de la Barca